TROLS EN BARES

Ya está aquí:
Le siento desde que entra por la puerta, todo colorado, respirando fuerte. No hay más sitio en la barra que está vacía, que a mi lado. En esa posición, observando, no mirando, mi perfil. Analizando en dónde puede doler, en donde puede hacer daño. Dónde me duele más.
Apesta, no solo su olor, sino todo lo que es en sí. Su manera de andar, de arrastrarse como reptando, de respirar, de actuar, de ser. Apesta. No lo soporto.
¡Cómo ha podido tener tanta puntería? Probablemente en todo el bar hubiera pasado desapercibido salvo a mi lado, en donde pasa a ser el blanco de tod mi odio. Odio del que por otra parte no tiene la culpa. Odio culpable de su muerte si yo pudiera matar con rayos láser en mis ojos como Cíclope.
Chasquea la lengua. Hace ese ruido con la garganta y la boca que me produce un asco tan insoportable que me vienen arcadas. Mi mundo interior no me distrae de este trol despreciable. No he podido hacerme invisible esta vez y soy el blanco perfecto. Me ve. Ataca:
-Buenas tardes, señorita

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Jajaja, mu bueno, Martita eres un crak, que descripción tan real, he sentido que estaba en el bar y que me miraba esa tremenda cara roja. (AZU)

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