CULEBRONES

Cuando te inventas culebrones a medida para que quepamos los dos, me das miedo. No se si es un acto reflejo del protagonismo que siempre buscas, deseando que nos subamos a un escenario en el que todos miren y te aplaudan. Vas intentando inventar una trama que nos rodee, y que dibuje las cosas a nuestro al rededor tal y como, según tu plan, deberían ser. Tú dices qué decir y cómo hacer y me pones en una escena en la que participo pasivamente, pero sin dejar de participar, como formando parte de tus planes quinquenales de demostrarle a un público que nisiquiera nos está mirando, que siempre ganas.
Tentada por formar parte de tu comedia si me prometes un happy ever ending, me paro a pensar en quién eres y me doy cuenta de que hace ya tiempo que cuando te inventas culebrones, no quiero formar parte de ellos más que en el momento que formo parte, así que ahora me siento a mirar desde fuera, sin prestar demasiada atención a nada en concreto salvo a tus pies, temerosa de que tropieces con algún cable del tipo cosas de la vida y no seas capaz de levantarte.

Voy notando actitudes sospechosas de transformismo:no la he dicho a tu mamá que hace tiempo que olvidaste quién eras y que pones acento latino para dar el pego mejor, para caber en tus culebrones. Apuesto a que ni tú mismo te reconoces cuando te miras al espejo y te preguntas dónde estará aquel que fuíste. Escribes comedias para dos en las que sólo sales tú. Ha salido en la prensa rosa que te dejarás bigote mejicano para la próxima temporada.

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