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Mostrando entradas de diciembre, 2009

buena pregunta...

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¿Por qué me lo hago? Buena pregunta. Siento el final cada vez más cerca y es así como me gustaría terminar. Tan feliz, tan llena de dicha, pensando que tengo lo que me corresponde y lo que no. Tan capaz sobre las situaciones complicadas, salvo ésta. ¿Por qué lo hago? nunca sabré quererme. Nunca querré vivir lo suficiente si no es con gloria o con libertad absoluta aunque ello me arrastre poquito a poco al silencio a la que me vino a visitar algunas veces. Siento hacer daño con esto que pienso, incluso yo me asusto, pero por otro lado, no me gustan las complicaciones y estoy tan cansada.... Se que no lo entendeis ni tú ni ella, ni nadie. Sólo bajo esta piel se puede notar el desánimo de los años, el lento avance hacia la nada, el vacío de una vida llena de complicaciones, el pánico de la vejez postrada en el sufrimiento sin poder disfrutar como ahora disfruto. Por eso la tiento, si tiene que pasar que sea ahora cuando aún os quiero.

net time

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La próxima vez, se me va a hacer tarde para arrepentirme y soberbia diré that's all my friend, lo que hay es lo que ves lo mires por donde lo mires del derecho y del revés. La próxima vez no te llamo para que vengas a mi entierro, ni te dejo que participes en mi comedia, ya alquilaré payasos o me titularé en tonterías. La próxima vez tal vez sea mi despedida, mi final de carrera, que no mi meta ¡ojo! y no me estoy haciendo la víctima, sólo la cobarde y qué bueno que me contradigan cuando no quiero tener razón pero, qué putada, la tengo.

Hablemos

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Pongamos a prueba las palabras, hablemos con educación, sin dobles sentidos, sinceramente, con orgullo, sin reparos, sin muletillas, fluído, con inteligencia, con exquisita selección de la temática, sin miedo en el aliento, con decisión y aplomo, con tacto y delicadeza, con entusiasmo determinativo, sin poner todas las cartas sobre la mesa, sin apostar nada. Pero hablemos.

La casita GRANDE

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Se está grande en casa caramba. Sobra espacio, silencio y hasta tiempo. Pasa despacio porque toca a más al haber menos entre quien repartir. La llamo a la Sole pero tiene planes esta tarde y me dice que se pasará cuando amaine el tormento de este abandono intermitente. De este ceda el paso que le atropello. La cuelgo para que sepa quién manda antes de que me tome por el pito del sereno, aunque intuyo que seguirá haciendo lo que la salga de ahí me ponga en vertical o en oblicuo, me ponga como me ponga. Mientras la espero despierta, mido el pasillo en silencios y me sobra uno. Parece que se ha ensanchado el maldito, como si no hubiera ya demasiado hueco que llenar. Miro la tele un instante y la dejo puesta para que acompañe al silencio en este minuto de duelo por lo que nunca tuvo lugar, y justo 2 segundos antes de que termine, concluyo en mis pensamientos con la extrema unción de lo que tenía que pasar. "Algunas veces suelo recostar, mi cabeza en el hombro de la Luna, y le hablo de

Como la espuma

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Subía como la espuma y ninguno de los dos sabíamos pararlo. Sólo el tiempo permite que poco a poco vuelva a bajar, que se deshaga entre susurros cómplices la espuma dentro de la bañera, como si nunca hubiera estado ahí. No puedo evitar relacionarlo con aquel día: Volcamos dentro el bote entero del gel. Queríamos un baño de espuma como en las películas de la tele en que la espuma lo tapa todo con su apariencia tan blandita, tan calentita y tan abrigada como un forro de borreguillo dentro de la cazadora. Pronto empezó a subir aquello y pronto dejamos de vernos las caras y pronto dejamos de ver la bañera y de ver todo. Pedimos auxilio pero mamá estaba ocupada con sus cosas en su cocina ajena a la tragedia que sólo el tiempo podía remediar. Y del mismo modo que había crecido, en cuestión de minutos, dejó de crecer la espuma para ecabullirse silenciosa dentro del agua, dentro del aire; para simplemente desaparecer. Leyes de la física, leyes de la química. Conclusiones, determinaciones y fin

pajaros en la cabeza

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Comes me y te sabe mejor, vuelan pajarijuelos por el techo y las espinacas terminan de cocerse mientras pienso en el ornitorrinco orejudo qe vimos antes de ayer cuando me dabas la mano y las parimosas susurraban a gritos por nuestros orificios nasales canciones de argentina que dicen palabras que no existen en la real academia de las cosas cuerdas ni sensatas. El orangután nos ha guiñado un ojo pero en la cueva eso está terminantemente prohibido y la lavadora no deja de hacer ruido porque no le hemos echado la fórmula mágica que descubrió el doctor aquel mes de diciembre con aquel frío que cantaba canciones a voz en grito y sólo las escuchaban nuestros pies y sólo las detenían aquellos muros de nieve. Cuando nos miramos de nuevo todo ha cambiado de color y ahora es casi salmon o naranja o de cualquier otro color que tenga nombre de color y de cosa a la vez, y en el aire se ha quedado estancada una pregunta que no deja que circulen las hojas de los árboles perennes a su libre albedrío..

erótico desnudo

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Después de una de esas tardes de agujas, pinchazos, camillas, sillas de ruedas, análisis y mantas verdes aparece n señor con pinta de amable que me ofrece quitarme el sujetador y el colgante. Como me veo impedida por mi atuendo ridículo que me deja la espalda al aire y las agujas enchufadas en mis venillas (esas que me da tanto riminí pensar que tengo siquiera) pongo cara de auxilio y el señor no tiene más remedio que proceder a ello mismo (al auxilio me refiero). Y con toda su buena intención me desabrocha el sujetador y me lo saca despacito por un bracito primero y por otro luego. ¿Qué pienso entonces? ¿Qué me irán a hacer? ¿qué manos mas frías? ¿cómo hago para sentarme en la silla de ruedas sin tirar el cacharro del suero? ¡qué va! pienso si resulta o no erótica esa forma de desvestirme con las botas puestas y la luz mortecina a juego con el blanco maldito cómplice del horror de las baldosas, si se me verá algún pelo, si pareceré una masa de cárnida debajo de ese fluorescente sin pi

alejate mas que quiero verte de cerca

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Cosas de los ojos de las miopias, que para ver bien lo que no se ve de cerca tiene que coger distancia una... alejarse un poco, fruncir el ceño y decidir si lo que tiene delante merece o no la pena. Se me partieron las gafas hace unos días o unos meses o unos años (hay que ver cómo pasa el tiempo) y no he hecho amago de recuperarlas ni tan siquiera me planteé pasarme a las lentillas... y así he ido dándome cabezazos contra las paredes por cabezona (qué razón tienes sabelillas) pero mira tú por dónde, que de lejos si aprecio los gestos, los matices, las palabras, de lejos lo aprecio más cercano aún y me siento con super poderes poderosisimos... nadie puede ver lo que yo veo cuando te miro de lejos para verte de cerca.