LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON
Abre la puerta. Sonríe.
La encanta. Sin duda su sonrisa es lo mejor del día. Son los mejores buenos días que la pueden dar. No existe más vínculo que el que imaginan cada uno por su lado sin saber qué es lo que imagina el otro.
Víctimas de una complicidad extraña que no comparte nisiquiera palabras, juegan como niños a pesar de no serlo ya desde hace tiempo, a pesar de tener la juventud corrompida por la maldad del mundo y ser adultos en una sociedad que les sigue reconociendo como jóvenes. La crisis; ya sabes.
Apuesto a que a solas, los dos se imaginan compartiendo pequeñas cosas juntos. Apuesto a que los dos han soñado alguna vez con acariciarse, con tocarse, con rozarse por casualidad.
Es curioso cómo todos lo vemos tan claro y ellos no. Les abaten las dudas, prefieren esa magia sostenida durante años, prefieren soñar, que tener. ¿Quién sabe por qué? o ¿Por qué no?
¿Quién dice que sea mejor tener? ¿Lo real? ¿Quién dice que no vale soñar? Para qué mentirnos, los sueños sueños son, pero nunca mueren.
La encanta. Sin duda su sonrisa es lo mejor del día. Son los mejores buenos días que la pueden dar. No existe más vínculo que el que imaginan cada uno por su lado sin saber qué es lo que imagina el otro.
Víctimas de una complicidad extraña que no comparte nisiquiera palabras, juegan como niños a pesar de no serlo ya desde hace tiempo, a pesar de tener la juventud corrompida por la maldad del mundo y ser adultos en una sociedad que les sigue reconociendo como jóvenes. La crisis; ya sabes.
Apuesto a que a solas, los dos se imaginan compartiendo pequeñas cosas juntos. Apuesto a que los dos han soñado alguna vez con acariciarse, con tocarse, con rozarse por casualidad.
Es curioso cómo todos lo vemos tan claro y ellos no. Les abaten las dudas, prefieren esa magia sostenida durante años, prefieren soñar, que tener. ¿Quién sabe por qué? o ¿Por qué no?
¿Quién dice que sea mejor tener? ¿Lo real? ¿Quién dice que no vale soñar? Para qué mentirnos, los sueños sueños son, pero nunca mueren.
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