MaS

Descubrí que mi obsesión de que cada cosa estuviera en su puesto, cada asunto en su tiempo, cada palabra en su estilo, no era el premio merecido de una mente en orden, sino al contrario, todo un sistema de simula´ción inventado por mí para ocultarel desorden de mi naturaleza. Descubrí que no soy disciplinado por virtud, sino como reacción contra mi negligencia; que parezco generoso por encubrir mi mequindad, que me paso de prudente por mal pensado, que soy conciliador para no sucumbir a mis cóleras reprimidas, que sólo soy puntual para que no se sepa lo poco que me importa el tiempo ajeno. Descubrí, en fin, que el amor no es un estado del alma sino un signo del zodíaco. Memoria de mis putas tristes. Gabriel García Márquez.

Hacer alusión a la fuente, o en caso de no conocerse ésta con eactitud, dejar claro que la cita no es de la propia cosecha es la diferencia, lo que hace legal un plagio. No sólo eso. Lo que hace historia. No hace mucho debatíamos la inmortalidad de un texto, de una historia, aunque no sea cierta, al ser contada por un sujeto y repetida y/o utilizada por el resto en el espacio y en el tiempo. No sólo es legal sino que potencia la cultura, la tradición, el perdurar de la historia por los siglos de los siglos amén. Ahora, (si tú me dices ven lo dejo todo) lo ilegal es que me mires a los ojos y repitas literalmente esa frase que te fascinó anoche en el cine, lo ilegal es que yo no sepa qe es un plagio y lo más ilegal de todo es que me conquiste. No soy la ley ni tomaré medidas al respecto, ni siquiera emprenderé una demanda, para qué negarlo, me gusta el juego cuando te gano y cuando te pierdo aunque sea con trampas baratas.

Tenemos una casa fantástica. No cabemos pero construiremos una justo al lado para que también entre el perro. Nos la han cambiado de sitio, ahora tenemos vistas a los ttrnseúntes y a su ritmo incesante, lejos de las grandes mansiones donde, por otro lado, tampoo pintábamos mucho. Nos construyeron un palacete pero se derribó porque no sabían muy bien dónde ponerlo. Ahora el suelo es de goma para que podamos dormir. Tenemos cerca un lago, pero no tiene agua: la gran laguna seca. Nos reunimos al atardecer y paseamosentre las flores. Me explicas cuáles van a morir primero, antes del próximo domingo. Me dices que siempre seré tu pequeña flor y es verdad que yo también caducaré antes del domingo.

Otra despedida, otro adiós. Gente que no ocupa lugar aun después de invertir tiempo y vida. Ninguna lección aprendida, sólo tiempo evaporado, un caluroso verano al abrigo de los insolentes aires acondicionados que pudren poco a poco la conciencia de esta ilusa. Muchos kilómetros siempre en el mismo sentido, con la misma meta, y tanto plástico invertido en castillos de arena o de plastimetal... Me aborda por última vez el instinto maternal del principio, las arcadas de esta gentuza con derechos y deberes sobre mis competencias autoasignadas, la mala sangre de los domingos y sus siestas al sol. Sali pitando y dejarte en mi cama para quedarme ahora que ya no duermes conmigo. Me rendí en algún punto entre iluminación y pintura, te mereces otra historia aparte. Lo supe el día que me marché sin despedirme de tí.

Alguna vez fuimos amigos y alguna vez nos enamoramos. Alguna vez esperé con impaciencia las seis para verte después de trabajar largo y tendido en aquel restaurante de mala muerte. Alguna vez me quedé llorando porque cambiaste rápido de idea. Alguna vez escuché tus poesías y alguna vez lo dejaste todo por estar más cerca de soñar juntos. Alguna vez escribimos una canción y alguna vez cansado de esperarme te vi alejarte y te perdí. Alguna vez vengaste todo el tiempo que pasó con una de esas promesas que nunca se cumplen y alguna vez regresaste.

Dice que un pez gordo es gordo porque nunca antes lo han pescado. Será más fácil transformar toda esta vida en una sarta de mentiras, disfrazarla de lo que más le guste a uno, pensar que pasó y que nunca tuvo lugar, o lo tuvo en el más recóndito lugar de la mente y del alma. Lo que está claro es que en este drama fantástico de Tim Burton lo que sobra es otra visión sincera y fidedigna de la realidad, y lo que el mundo necesita es esa visión edulcorada del gran pez, el que nunca dejó de serlo, el que nunca se dejó pescar. Llena de algún tipo de moraleja, y del sentido que cada uno le quiera dar, la película Big Fish la deja a una y a uno también, con ganas de dibujar un mundo mejor sobre el lienzo desgastado del que a menudo pisamos, de salirse de lo corriente, de buscar sin miedo una alternativa, un cuento mágico, una sonrisa en el mundo. Fascinante y maravillosa. Terminaré por volverme una forofa del cine fantástico.

M: ropa sucia, el cuarto sin barrer, ensalada, san jacobos, lavadoras, metro, abono, planchas, maquillaje, tacones, rimmel, razas, multitud, ascensores, escaleras, sabanas frías, flores secas, una entana al mundo, independencia, desconocidos que reconozco, bolsos, monederos, planes, reloj, mensajes, llamadas, teatro, restaurantes, cine, soledades que compartimos, platos vasos, entradas, aforos limitados, cerrado, colas, rebaños, asientos, ¿donde está?, facturas, llaves de casa, autobús, cazadora. F: Siesta, lentejas, sofá, cama, Savoy, Mandrágora, Metro, Dreams, café, visita, silencio, telefono fijo, humedad, Pancho, tranquilidad, la película de la tarde, fiesta, coche, conducir, caminos, atardeceres, hojas secas, calimocho, pan, tres platos, copas de chocolate, paseo, abrigo, bufanda, guantes, vaho, hielo, bata, manta, flores, sabanas y mantas, gritos, desdén, desprecio explícito, ángel, montaña para planchar, cuerda de tender, legañas, cuantos más mejor.

¿A quién no le hubiera pasado? El que esté libre que tire la primera piedra. Respondón, bocazas, prepotente e insoportable, no voy a defenderle, pero ¿cuántos somos los que también oímos campanas y no sabemos dónde? ¿Los que vendemos la leche antes de ordeñar la vaca? ¿quién no? La ambición juega las cartas de los humanos y los sueños son libres y gratis, por eso quien más y quien menos todos aspiramos a que nos toque la primitiva, el premio gordo. Un poquito de autocriterio por favor, el que no vale que se mira al espejo con atención y verá su ojo lleno de pajas (mentales) antes de encontrarse como Iñaki Albondiguilla con la jarra de leche rota y vacía.

Lo estropean todo las estrellitas, ésas que van al lado del precio final, que desenmascaran una verdad, que intuyen una tara, un definitivo “y punto final” “that’s all my friends” eso es todo amigos.Son casi peor que los puntos suspensivos, que dejan las cosas en el aire. Las estrellitas, asteriscos, en cambio son una mala premonición, el colmo del aparentar y la falsedad. Quiero parecer pero mi letra pequeña es la puñalada trapera, lo que digo por detrás, tu desencanto, lo que destiñe y contamina. Estoy más que segura, todos tenemos una estrellita, un asterisco traidor que en la intimidad predica a voces nuestra letra pequeña

A veces paso por el pasado para recomponer el futuro, a veces tropiezo a posta infinitas veces con la misma piedra que se cruza en mi camino, sólo porque me gusta medir los daños y enumerar las heridas y su profundidad en comparación con la vez pasada. Es como mirarse al espejo preguntándose cuánto tiempo ha pasado y en qué ha cambiado mi cara, cada rasgo, el modo de mirar las arrugas. A veces, sólo a veces, permito que me hagan daño sólo para apreciar las caricias de lo que venga detrás. Y a veces después de estar tan perdida pues voy y me encuentro.

Soberbia divina en apenas metro y medio de recorrido sanguíneo, sangre violeta, imitación de sangre azul, no hay cosa que más me joda que se tiña la sangre para aparentar que puede mirar por encima de su hombro a pesar de su altura. No me inmuto, ni para bien ni para mal pienso firmar una tregua, no porque tú quieras, aunque al fin y al cabo, si vamos a hablar del tiempo se bienvenida de regreso a casa Bego.

Se pueden tener raíces y también alas. Pero ¿qué es lo más largo? ¿Qué mide más? ¿las raíces o las alas? ¿de qué hay más ganas? ¿de volar o de plantarse? Ahí está mi sitio y ahí no pienso quedarme y sin embargo tampoco termino de reconciliarme con esta ciudad. La doy una tregua, un periodo de adaptación, todavía no podemos llevarnos bien, hasta que se acabe este contrato o hasta que decidas quererme o hasta que vengas para quedarte, yo que sé. Y hasta entonces seguiré planeando mientras me recortan poquito a poco las alas y se hacen cada vez más pesadas las raíces que arrastro.

No me queda tiempo para tus calles, tus helados, tu espectáculo gratuito, tu urbanidad, tus modales barriobajeros o de alta alcurnia, tus diferencias Norte-Sur, tu vida contada por fascículos coleccionables en tiempo real, tu pose coqueta, tus ojos mirándome por todos los lados, tus pupilas cuando se mojan, tu caluroso abrazo de madrugada, incluso tu silancio , tus miles de acentos, tu piel, el hueco de tus dientes, tu sonrisa, carlitos y su madrugar, tus 20 euros para invertir en taxis para venir a ver a Marta, tu cuello masticado por otra, el olor de tu ropa en mi cesto de la ropa sucia, el momento de que por fin me beses. Por eso abandono esta tarea, para volver cuando tenga tiempo.

Vomitan donde sea y cuando sea su verborrea , su historia, su manera de vivir. Necesitan explicar lo que son de tanto ser nadie, vidas anónimas, repeticiones por las aceras, cuentas corrientes en el banco del olvido. Bonito no importa con quien, vomito no importa dónde, alguien lo recogerá aunque sea con asentimiento de cabeza. Necesitan saber si hay alguien ahí y yo encantada de estar empiezo a ser otro número primo, otra relación comercial, dueña de mi identidad manejada por grandes marcas y lo que le pasa a esta gente ya me pasa cada vez más a mí también.