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Mostrando entradas de octubre, 2012

ella

No es ni tú ni yo ni todo lo contrario ni lo mismo ni diferente. No hay manera de equiparar ni el blanco de mis ojos a los suyos, tal vez el arrojo y el valor o nisiquiera eso.  Tal vez que somos mujeres al borde de un ataque de nervios esperando cosas de ti, promesas, el cielo y la luna que prometiste. Tal vez esa rabia contenida. Las cosas que dijiste de nosotras a nosotras tendiendo un puente entre los abismos de nuestras vidas tan distintas. Las mentiras que recorremos antes de dormir en la cama donde dormía contigo. Ella deja de ser ella y se convierte en esta, la que tengo cerca, la que ya no es extraña, parte de un día a día que no deja de fluir a pesar de todo, extraño sin embargo como todo lo que transcurre desde hace semanas, pero con un toque de comicidad dramática a lo Pedro Almodovar. La realidad supera a la ficción. Aún sin querer hacerme daño y haciéndomelo a posta, algunas noches me pregunto cuántas ellas más estarán pensando que yo soy ella y ellas no lo son, por

de menos

En mis desayunos en mis vueltas a casa, en mi teléfono, en mis ganas de reír de ponerme guapa de hacer cosas nuevas, en mis zapatos sin tacón, en mi secador y mis planchas, en mi armario lleno de pienso para cebra, en ese cajón plagado de calzoncillos, en las ocho de la tarde puntualmente cada puñetero día, en el Facbook que ya no tengo, en el whats app, en tuenti, en twitter, hasta en el messenger. En todas las esquinas de mi maldita casa, por mucho que cambie los muebles de sitio. En el cuadro que siempre quise hacer con fotos nuestras en blanco y negro, en el cabecero de una cama que no estaba, en el ordenador dando la brasa, en la cena, en la cocina, como un cesto en el salón, en mis hombros ¿dónde está tu brazo? en mis labios en mi piel, en mis escalofríos, detrás de mí. De menos, y no de más.