Macho ibérico


Sí señor, ahí está y es el que quiero: con sus pelos en su sitio, donde tienen que estar, sin haber pasado por ningún tipo de depilación dolorosa y definitiva que huela a pollo quemao, temeroso de ese tipo de pequeñas cosas que forma parte del mundo de las mujeres... el que habla siempre de coches, de motos y de poco más y para el que todo se soluciona a través de la mecánica. El que bebe vino y cubatas hasta que echa las trancas y que en la fiesta del pueblo agarra a las mozas por banda y las echa un pasodoble o dos porque lleva toda su vida aprendiendo y ya es un experto de toda clase de bailes de salón. Ése es el que quiero... el que no me complica la vida ni espera que sea su madre porque se las arregla solo, el que sabe conducir no importa qué: un tractor o una excavadora, una trespaleta o un bólido... ni de madrid ni de ninguna capital... ni que parezca recién salido de la feria del libro o del congreso. Pa' mí un hombre de campo: ¡¡el del tractor amarillo!!

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