Cementerios de carretera

Un cementerio de chimeneas plantadas por aquí y por allá a lo largo y ancho de un patio de cemento, tan tétricas con sus bocas y sus picudas torres que parecen hornos de cocer muertos. Y luego todo ese desfile de coches sin faros o sin puertas o sin cristales entre toda esa niebla... que parecía una peli de terror y ya para acabar se me ocurre que el peor cementerio de todas las carreteras puede ser ese de las luces de bohemia y de neón multicolor donde se venden a precio de carne las tumbas de los amores.
Eso es lo que veo cuando viajo en un autobús sin poder dormir, un mes de diciembre en que espero volver a verte pronto.

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