PLATOS ROTOS
Lo que más lamento de los platos rotos es que nunca más volveremos a romper platos de la misma manera.
No te reprocho ni los gritos, ni los insultos, ni las cosas que dijiste ni tan siquiera las bofetadas. No me reprocho ni haber salido corriendo ni haberle llamado.
Simplemente odio que no volveremos a romper platos así nunca.
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