42 SEGUNDOS

No llega ni a un minuto. Es lo que dura nestra conversación. Te echo en cara desde mi silencio eso que siempre dices de que ya no hablamos contigo. Si no hablamos contigo es por esto precisamente, te estoy gritando, pero tú no escuchas, sólo dices que ya hablaremos y bueno, bueno y cualgas después de -un beso, hija.
Sólo tú eres capaz de despachar por despecho a alguien en 42 segundos, sea cercano o lejano. Da igual qe sea el chino o tu hermano, tu madre, tu primo tu hija o tu mujer, que no se explica cómo ha malgastado tantos 42 segundos esperando que cambiases tú o la situación o vuestros hijos, o el trabajo, o la secretaria, o que envejecieran aquellas otras, todas las demás, que te hartars de la situación de tener todo lo que querías sin merecerte.
Alguna voz te defiende y dice que es tu forma de enfrentar las cosas, y puede que tenga razón y que es así como tú ves la vida: siempre huyendo, siempre obviando el problema, dando la espalda a todo lo que supone pensar demás. A lo mejor es que somos tu problema, a lo mejor es por eso tambián pasas por la vida pasando de nosotros.

Te tiendo una mano, no es compasión, es porque te quiero de verdad aunque me hayas fallado en tantas cosas, te quiero porque tu sangre corre por mis venas y a veces me da rabia que que así sea y hasta que seas parte de mí, porque eres ese cacho de mí que se ha pasado la vida negando que yo existiera y eso me ha hecho así como soy. Me merezco cosas mejores que lo que tú le has ofrecido a mamá y de eso no me hubiera podido concienciar sin haber tenido el ejemplo en casa.

Y hasta hoy que ya se ha escrito el final, que vas a tener que enfrentarlo quieras o no, hasta hoy que los demás te dien adiós dándote la espalda y yo te tiendo mi mano por lo que puedas necesitar, tú tiras de soberbia y escupes en ella 42 segundos de desprecio de lo que soy, de lo que somos.

Y yo me quedo en el aire sin saber a quién contarle que de verdad quiero ayudarte, que quiero cambiarte, que quiero que seas mejor, o que seas más feliz de lo que has sido con nosotros, que aprendas a valorar lo que viene después y que sonrías como sonreías cuando nosotros no sabíamos aún qué es lo que había detrás de todas aquellas sonrisas. Yo me quedo en el aire sintiéndome i,bécil por haberte tendido mi mano y haberme expuesto a tu daño, me quedo temblando de frio pensando que siempre fuimos para tí eso que arrastras y en cuánto nos vas a insultar, me quedo en el aire a sabiendas de que más que echarnos de menos ya tienes un motivo para ser la víctima y eso es todo lo que quieres, que los demás vean, que los demás piensen o que los demás opinen, pero llegas tarde porque los demás ya has visto, ya han pensado y ya han opinado y en sus juicios a ver qué culpables encuentras.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
En la novela The Hitchhiker's Guide to the Galaxy de Douglas Adams, 42 es la respuesta.
42 es también un número lostiano...


Soy un poco friki ¿no?
Marta Sancha Miguel ha dicho que…
pues.. si jaja cuanto tiempo!! me alegro de verte!

Entradas populares de este blog

La de la esquina doblada

cómo se aprecia

Bisolvón antitusivo, el jarabe que más me pone!!