Soy una isla

Soy una isla solitaria en medio del mar. No formo parte de ningún archipiélago ni hay un miserable cacho de tierra que me convierta en una península dependiente de otro cacho de tierra. Soy una isla en medio del mar. Una isla paradisiaca con mil encantos. A veces viene gente, náufragos, pescadores, gente que ya ha estado aquí y sabe cómo llegar. No es que sea difícil venir, pero hay que tener barca, y hay que saber latitud y longitud. La gente se queda días, fines de semana e incluso quincenas, acampan en la playa y se dedican a hacer vida de vacaciones, nada demasiado complicado, platos precocinados, largas siestas al sol y baños en mi playa excepcional. Poca gente decide adentrarse en la isla; esconde miles de secretos, paisajes inimaginables y árboles frutales que aún están por descubrir, pero el ser humano es perezoso.

Una vez alguien exploró la isla y pensando que era lo más bonito que había visto nunca construyó una casita y de la noche a la mañana se instaló. Otro día pensó que su vida estaba en la gran urbe lejos de las nubes de mosquitos y el caos de la vida salvaje, construyó una balsa y con las mismas que vino, se marchó. El ser humano se cansa de todo.

Soy una isla en medio del océano , no formo parte de ningún archipiélago ni soy una península. Soy tan insignificante que ningún continente reclama mis tierras para sí, ni yo me permitiría ser de la propiedad de ningún continente. Soy insignificante para los continentes, pero para las personas que no son entes supongo algo más que un cacho de tierra por el que reñir. Soy una isla en medio del océano y me gusta serlo.