Calella (parte 1ª)


Se acabaron las vacaciones en familia y con ellas a penas queda un soplo de aire caliente veraniego que recuerde algo exacto de estos tres meses... había tantas cosas por ordenar dentro de mi cabeza... el cariño de los niñlos, los enfrentamientos estúpidos con gente que se llena la boca de mierda, ese mirar atrás sin querer y encontrar que algunas cosas siguen igual en lo que otras han cambiado tanto... ¿qué puedo hacer?... el tiempo no se detiene en este lugar porque yo me vaya... a ver cuándo me mentalizo... la gente sigue con sus vidas sus historias, sigue trazando su línea recta, curva paralela o perpendicular en el espacio infinito del mapa de la vida.
En fin... adiós Calella y adiós a las reflexiones excesivas, las siestas en la playa, los paseos por la costa, cuidar el cuerpo... esto de las derspedidas siempre tiene su doble cara y es que las vacaciones se han acabado para bien y para mal: me alegro de ocupar mi mente en cosas y situaciones reales, en vez de estar continuamente imaginando suposiciones ficticias que de ser positivas pueden llamarse sueños... pensando que todo iba a salir bien sí o sí... relajada... yo diría más bien vaga ante la vida y el paso del tiempo... se acabó. Ahora a luchar por cosas reales, por lo que existe, por lo que pasa al rededor de mi piel, o sobre ella...

Comentarios

Entradas populares de este blog

La de la esquina doblada

cómo se aprecia

Bisolvón antitusivo, el jarabe que más me pone!!