OTOÑO

Aquí está de nuevo con su sol a medias y sus hojitas a puntito para dejarse llevar por el viento. Con el final de los summer lovings y el cierre de las piscinas, por no hablar del final de la temporada sálvame deluxe en la puerta de la Manoli, o de las fiestas de los pueblos con sus verbenas sus calimochos, sus orquestas, sus peleas y sus encierros  todo... si es que hay algunos pueblos que tienen muchísima categoría... Las fiestas de Aranda le ponen el broche final para dar una oportunidad a los que no han pillado en todo el verano, y para dejar fuera de juego a los summer loving que ya se han vuelto a sus ciudades, y cambiarlos por la gente de to la vida, en la que no nos habíamos fijado antes... después la gente de la mano, el comienzo de las clases, el frío, los cafés en la Traviesa y los reencuantros. ¡Qué fáciles eran las cosas antes! Estábamos tan ocupadas preparando el nuevo curso que septiembre se nos iba como agua entre los dedos, dejando la sospecha de que al final del verano todo se acaba. Y hay que volver a empezar, abrir otro cuaderno, escribir otra historia. El resto del mundo se regía por años mientras que para los colegiales, lo que marcaba el principio y el final de la etapa eran los cursos, y luego el verano, ese paréntesis en el tiempo que nos permitía hacernos mayores sin responsabilidades, sin normas, sin horas...
En Madrid aún hace calor, y las hojas no se han puesto ni marrones, ni empezaré el cole, nisiquiera olvidaré un summer loving con un chico de aquí, simplemente la vida seguirá sucediendo despacio poquito a poquito y sigilosamente y antes de que me de cuenta, estaremos saltando las olas en Calpe de nuevo.

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