De una despedida eterna...
Ahora que te vas, me envenenan las aceras vacías;
ahora que no te has ido me amarga estar contigo;
ahora que el olvido me visita a menudo, le cuento mis recuerdos;
ahora ya no se si reir o llorar;
ahora que ya sólo quedan pensamientos
sólo sé decirte: que te vaya bien, chaval.
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