DERECHO A NO ESTAR DISPONIBLE


Exijo el derecho a no estar, a tener el móvil desconectado, la persiana bajada, la puerta cerrada. A no contestar, a no responder, a no atender, a pasar por el mundo de puntillas, como si no existiera, sin dejar huellas. Derecho a estar sin estar, a divagar pensando una en sus cosas, sin que nadie tenga vela en este entierro, haciendo partícipe a ninguno de la compañía de ninguna.

Desde hace algún tiempo me viene apeteciendo dejar el móvil sonar a lo ancho y a lo largo del día sin inquietarme tan siquiera al pensar en qué hostias será lo que quiere quien sea que esté reclamando mi atención desde el otro lado del satélite. Sin nisiquiera distraerme de mi propia abstracción mirando a la nada. Derecho a no compartir este minuto con nadie o todo el día si me place. Hablad ahí fuera de lo que os de la gana que no me inmutaré, ni voy a parpadear porque tengo todo el derecho del mundo a que nadie disponga de mi, a no estar disponible.

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