Al fin y al cabo...

Y ahora que al fin la cenicienta ha encontrado a su príncipe azul, después de pasarlo como lo pasó por un impostor y después de luchar todo lo que luchó... ahora que al fin supo distinguir lo mejor de lo peor y lo bueno de lo malo... lo que por cierto, tampoco ha sido fácil... ahora que se han casado y hemos comido perdices... ahora toca lo de vivir felices. Mucha suerte Raquelita, la única de la familia que no se parece a ninguno, con carácter propio, hecha a sí misma y soñadora a pesar de que en el fondo la carroza, siempre fue una calabaza... pero qué bonito fue soñar siempre en tu cuento de hadas primi... yo quiero ser como tú.
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