Pussy Wagon


Más filosofía de atardeceres con banda sonora incluída.

Cualquiera que nos vea va a pensar a dónde vamos tal y como somos cada una de un padre y una madre, tan diferentes como nos sentimos del mundo gritándole las verdades a la cara, porque por la espalda puede darse el caso de que piten los oídos aunque eso no está demostrado. A comerse el mundo antes de la cena para bailar más allá de las 0:00 como las chicas indecentes que somos, de carne y hueso, 100% chuleta de cerda... que nos nos vendan finales felices, porque eso no existe y si no que venga un príncipe azul y lo demuestre, que nosotras lo compartimos, si no de qué nos serviría.

Hablando de todos los temas tabú que recoge la biblia y de los que están infinitamente lejos de los que se comentan en las tertulias más picantes, parece mentira que tantos años después de aquello todas podamos dejar de sentirnos marcianas con un yo también pasé por eso, a mí también me pasa a veces, y yo.

No hacen falta coreografías que sodomicen nuestra espontaneidad, ni existen relojes capaces de comprimir nuestras largas jornadas de chapa y pintura. No existe triunfo más halagador que el que nos proponemos antes de salir por la puerta, ni sabiduría más práctica que la que hemos recogido en el camino de vuelta a casa.

No hay tesoro más grande...no se equivocó quien lo decía, que el de poder contar con vosotras.

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